25 de abril de 2011

Los colores, los olores...todo cambia.

Cuando a las 7:00 recibo el mensaje de Andreu de que no salimos con la MTB (lo nuestro es una relación imposible) me quedo un poco desolado. Sin embargo, toda mala noticia tiene un lado bueno, sólo hay que buscarlo.Y es que a los que nos gusta disfrutar del deporte y de la naturaleza, cuando el tiempo es adverso tiene un puntillo diferente.
Sólo hay que animarse y vencer a la pereza, a continuación, empiezas a encontrarte diamantes.

Así que me he cambiado por las zapas de correr, me he puesto el chubasquero y a la calle.

Los colores son diferentes, los olores son diferentes, incluso el sabor de tu propio sudor, mezclado por el agua, es diferente. Poca gente, pocos coches hasta llegar a la playa. El mar embravecido, enfadado de que oses acercarte en un día así. La lluvia salpicando todos los charcos que se forman en el Cabo. Las gaviotas sobrevolando. Y una vez que alcanzas Serragrosa, hueles la tierra, enrojecida.
Y al llegar arriba, diamante!. La ciudad dormida, el mar profundo y oscuro, el cielo lleno de grandes nubes.
Termino en cerro San Julián y vuelta a casa.
Empapado, y no sólo por la lluvia.

En Serragrossa me encuentro otro loco. Bendita locura. Le ofrezco agua porque aunque mojado se le notaba sediento. Y charlando me he reafirmado en que el I Trail de Serragrosa fue un completo y rotundo éxito. Participó en la carrera y quedó sorprendido por el paraje y las vistas. Desde entonces ya había vuelto con sus hijas a enseñárselo y hoy otra vez a correr un poco.
Más gente que conoce la sierra, más gente que la aprecia, más gente que la cuida.

2 comentarios:

ana dijo...

Es verdad, si te haces el ánimo, hasta el olor a lluvia hace especiales las cosas, un saludo!!

jaimescolano dijo...

Esa actitud marca la diferencia. Cuídate.