16 de mayo de 2012

CSP 51

Azteneta 51 km. Con una sonrisa nos despedimos

No  me he eqviocado no. Nuestra CSP fue de 51 kms. La terminamos en Atzeneta.
Aunque sería más correcto decir que abandonamos, que nos retiramos, que no pudimos más con esta durísima carrera que solo consiguieron terminar grandes luchadores como los nativos Hortensia, David y Elias.
Pero es que estos verbos tienen una connotación de pérdida que no compartimos, que no se refleja en nuestra sonrisa, que no tiene nada que ver con lo que vivimos.
Alvaro y yo sabíamos cómo veníamos a esta ultra, tocados por lesiones y con poco entreno, así que nuestro objetivo, nuestra meta, en ningún momento era acabarla (lo que no quiere decir que no lo deseáramos y lucháramos por ello), sino llegar al siguiente control DISFRUTANDO de todo lo que nos encontráramos a nuestro paso.
Cuando eso dejara de ocurrir, teníamos claro que nos iríamos a casa con los nuestros.





La culpable

Y esto ocurrió en Atzeneta (km 51), y por el motivo menos esperado.
No fue mi tendón de Aquiles (que casi ni lo noté y ahora está mejor que antes), no fueron los dedos de Alvaro (que evidentemente le molestaban en las bajadas), no fueron los calambres por el calor (que los tuvimos como todos y los controlamos con las sales), no fueron los más de 35 grados que soportamos a mediodia (que los sufrimos pero incluso así nos reímos)...
...fueron mis queridas ampollas al más puro estilo Javalambre. En el mismico sitio.

Y como ya sabíamos lo que venía a continuación, y que más km con este monstruo en el talón me iba a quitar la sonrisa de la boca, no tuve ninguna duda. Quedaban tantos kilómetros todavía.
Aquí vuelvo a casa.
Con el único malsabor de que conmigo sabía que detenía también a Alvaro, pero íbamos en el mismo barco y con el mismo timonel.

Pero este es el final de algo que comenzó a las 6:00, en las pistas deportivas de la Universidad Jaime I de Castellón, dónde los 6 Nativos sonreiamos nerviosos ante lo el reto que empezábamos.

Los Nativos en la salida de la CSP115



Abrazos, fotos, buenos deseos...
Y desde aquí cada uno a su ritmo.
Como era lógico.
Alvaro y yo nos quedamos rezagados, muy conservadores, mientras Pez, Elias, David y Hortensia tiran a buen ritmo por delanta. Todavía nos esperan en algún tramo, pero poco a poco los perdemos de vista.

Pronto se nos une al grupo Jose, compañero de travesía durante la Javalambre, otro loco de los ultras. Conversamos, trotamos, andamos en las subidas... y así van pasando los primeros controles y kilómetros. No queremos forzar la máquina, pero el cuerpo y la temperatura nos pide trotar. Sabemos que luego, con tanto calor y a saber qué mas, probablemente no podamos. Y eso hacemos siempre que la pendiente nos lo permite.


Vino, cecina y lugareños: Ultra en esencia



Concentrados en no dejarnos ningún diamante en el camino, olisqueamos todo lo que nos rodea. Así nos detenemos ante la mistela y los rollos artesanos que gentilmente invitaban al pasar por La Pedra Borriol.

Y así también atisbamos este pseudoavituallamiento paralelo en La Bassa, con vino y cecinas de cabra y jabalí, en el que sólo nos faltó sentarnos en la mesa.
 Agradecer a tan buena gente que compartiera con nosotros todo lo que tenían.

Seguimos adelante, rumiando este trozo de carne desecada. Lo que gastamos en jugos gástricos para desmenuzarlo lo ganamos en sales, seguro. Aunque Alvaro quizás lo estuvo repitiendo un poco más de lo normal  (vaya carnisero!).

En el tramo siguiente hasta Les Usseres, el sol comienza a implantar su justicia. Nadie se atreve a trotar a nuestro alrededor, el aire se queda inmóvil, cuesta respirarlo, y comenzamos a ver la escabechina que va haciendo entre los compañeros.
Nosotros lo padecemos, pero lo aguantamos bien. Bebemos mucho, sobretodo yo, y paramos a mear con frecuencia, y como "Picha española nunca mea sóla", aprovechamos para mirárnoslo el uno al otro. El tuyo cómo va?. Pues algo más oscuro. "Y el tuyo?. Joder Agua de roca, cristalino. Pero cómo lo haces, si no puedo beber más".

Nos referíamos evidentemente al color del pis. El DOC, que conoce muy bien el caso clínico de Alvaro PocoPis, ordena aumentar ingesta hídrica forzada tras la evaluación de la coluria. El paciente se embrutece, pero Doc ya no le teme. Son muchas horas juntos y me atrevo a subir el tono de mis prescripciones hasta que conseguir el adecuado cumplimiento...."Que bebas más agua, joder!firmaba en la receta.
En les Usseres nos refrescamos bajo el grifo. Qué gustazo. Y nos zampamos unos buenos bocatas. Estamos contentos, animados, disfrutando de cada momento, felices de estar allí,  así que aprovechamos el momento para llamar a la gente que queremos y compartirlo.
Seguimos adelante.

Pero al poco tiempo tenemos que parar. Comienzo a notar los primeros síntomas de las ampollas en mi talón derecho y, alertado, mi querido enfermero-ponevendas hace lo que puede. Seguimos. El calor se hace sofocante.
Verdaderamente insoportable. Los que no han balanceado bien esfuerzo / hidratación / sales, van cayendo. Algunos en forma de lipotimias mientras se dejaban llevar en procesión. Otros inmovilizados por los calambres. Otros simplemente, sedientos y apostados en el porche de alguna masía habitada, en la que afortunadamente recibían asistencia.


Pese a todo continuamos.
Y pese a todo no perdemos la sonrisa.
Seguimos disfrutando.
Conforme nos aproximamos a Torrocelles, (km 42), las nubes van ganando terreno, consiguen aplacar la intensidad del sol y los primeros truenos empiezan a escucharse.
Sonreimos. El calor ya se ha acabado por hoy.

Torrocelles 42. Mi punto de vista.
En Torrocelles nos encontramos con Pez, que nos cuenta su aventura y su decisión de no continuar hacia CSP y dirigirse directamente hacia Penyagolosa por la MIM. No conseguimos convencerlo de que nos acompañe, por poco que nos quede de recorrido. Conseguimos reirnos de nuestra situación. Y al poco nos despedimos, tras revisar los talones, que ambos van tocados y tras comer algo.



Grandesss sonrisas antes de abandonar.




 
Queda poco que contar. De Torrocelles hasta Atzeneta hay 7 km de distancia. Los hacemos trotando en su mayoría. Pensando en el resto del equipo, cómo iran?. Deseamos saber noticias de ellos. Y nos seguimos centrando en paso a paso, en el siguiente control, en no pensar más allá.
Pero en Atzeneta, la realidad se impone en forma de grandes ampollas repletitas de suero.
Con una sonrisa le digo a Alvaro que se acabó.
El resto ya os lo he contado.

3 comentarios:

Alvaro dijo...

Me lo pase muy bien,me reí,comí cabra,bebí vino y Michel como siempre espectacular,disfrutando de todo y haciendome disfrutar a mí.No cambio nada del guión,cada vez me gusta más correr.

Hortensia dijo...

No vale,dónde estaba la bota de vino?, con ella hubiesemos ganado la prueba por este orden, David, Elías y yo seguro. Y estarían los Nativos en todos los periódicos del mundo mundial.

jaimescolano dijo...

Se paró el tema por el pimple de vino... De ampollas nada monada. Y eso, siempre disfrutando.