Por segundo año consecutivo salgo a la caza del Yeti (Yeti Trail Run, 44 km, 2300+) intentando salir mejor parado que el año anterior, donde de un zarpazo me lastimó la cintilla y tuve que estar a reposo.
En esta edición voy todavía mejor acompañado. Desde Alicante salimos Pez, Alvaro, Elias, Juanito y David G bien tempraño, rumbo (algo perdido por culpa del GPS del coche) a El Berro, a donde llegamos con las primeras luces de la mañana.

Allí nos juntamos con compañeros de AToTrapo (Jesús y Juanma), y nuevos y viejos amigos murcianos (Juanjo, Hortensia...). Mucha buena gente junta.
Una traca al más puro estilo fallero anuncia, con unos 10 minutos de retraso, la salida de la carrera desde la plaza del Berro. Inicialmente agrupados, nos dirigimos por pista hacia el primer embudo, que en esta ocasión hace la función contraria y no aglutina sino que nos separa. Alvaro y yo nos quedamos a vaciar la bufeta y nos quedamos detrás con Juanito mientras Elias, Pez y David tiran por delante.
Vamos haciendo caminito hacia arriba para coronar la primera cima, la Peña Apartada, por senderos preciosos, nada de pista, y con un día fantástico con un cielo azul surcado por pequeñas nubes blancas.
Yo voy haciendo la goma para ir grabando vídeo. Acelero y voy pidiendo paso con la excusa de grabar y luego los sorprendo tras algún arbusto con la cámara encendida. La mayoría saludan, hacen alguna moñería y agradecen la intención. Juanito se nos queda por detrás.
Yo voy un poco mosqueado con mi pierna derecha. Los tibiales posteriores y gemelos no se han terminado de relajar bien de la MM Pinoso (semibarefoot) y las primeras cuestas me los ponen a tono. Sin embargo, coronamos agustito esta peña (unos 15 km, 800+), desde donde podemos ver, frente a nosotros, el Morrón Espuña, nuestro siguiente objetivo. Cresteamos un poco, y antes de llegar al avituallamiento de la cima tenemos la primera sorpresa de la carrera, ésta agradable.
Oculto tras un pino NOS ASALTA EL YETI, gritando, enfurecido...
Tras la sorpresa inicial le explico que no se envalentone mucho que el que me acompaña es carnicero y le embrutecen los km, así que acabamos abrazados y hablando de lo dura que puede ser la vida en... la ciudad.
Nos avituallamos y afrontamos un rápido descenso. Pasamos junto a unas grandes piedras que hay que sortear en el descenso y le muestro a Alvaro dónde me fostié el año pasado, intentado adelantar por donde no debía cuando el terreno, tan resbaladizo, no lo aconsejaba. Siempre aprendiendo, aunque sea a base de ostias.
Alcanzado el Morrón de Espuña, que bordeamos por los pozos de la nieve, ahora descendemos hacia la zona recreativa de la Perdiz. Bajamos por el Barranco del Gallego, una zona llamada la Canaleta, muy estrecha y vertical, con la canal metálica enmedio, que hay que descender con precaución, sin poder evitar el recordar nuevamente cómo estaba esta zona el año pasado, cuando Toni y yo mejor nos hubiera ido con unos esquies.
En esta bajada hago un alto en el camino. Nuevamente el meñique derecho empieza a molestar. Golpea en su cara lateral con la zapatilla en cada zancada hacia abajo...Pienso en decirle al Yeti que le de un bocado y me lo arranque, harto de no encontrar solución al asunto. Me froto nuevamente con vaselina, sin llegar al disfrute, me cambio los calcetines, y discretamente mejor, continuo el descenso. Doy alcance a Alvaro que ya se ha quedado sin agua, le ofrezco, y continúo a mi ritmo para ya reagruparnos en el cercano avituallamiento previo a la última subida (km 28, 1800 +).
Aquí tenemos la segunda sorpresa de la carrera, en este caso no tan agradable. NO HAY AGUA !!!!!
Sin poder excusar a la organización de este fiasco, decidimos no movernos de allí hasta que traigan. Así esperamos unos 15 minutos. Aprovecho para apañarme el dedo, enfundándolo en un apósito que amablemente me ofrece un amable JuanDeDios, llegado de Cartagena.
Tras beber y cargar agua, enfilamos la última y más dura subida, vertical, pedregosa, expuesta al sol que pica a estas horas del mediodia. El verdadero monstruo de la carrera está agazapado aquí, en forma de Hombre del Mazo, que revienta algunos compañeros y les impide acabar su sueño.
Alcanzamos la senda del Caracol, preciosa, expuesta, labrada en piedra, con impresionantes vistas sobre las paredes del Leiva y sus cuevas. Trotamos un poco, subimos el zigzag y nos dirigimos al Morrón Chico.
Aquí nos cruzamos, en el bucle, con Hortensia, que está haciendo un carrerón en su debut en la grande de las Yeti Run. Más tarde nos dará alcance.
Quedan menos de 10 km y unos 600 metros que descender, y aunque casi todo el trabajo está hecho, todavía se pueden torcer las cosas... y Alvaro nuevamente deja de mear.
De su boca salen todos los improperios que su embrutecido cuerpo atina a decir, mientras de su vejiga no sale una gota, arrugada y seca como su camelbak. Repartimos la que nos queda y bajando un poco el ritmo alcanzamos el penúltimo avituallamiento. Unas simpáticas voluntarias nos reciben con alegría, refrescamos la gola y rellenamos botellas, y seguimos, ahora por un sendero que baja al barranco, rápido y divertido, que hacemos en compañía de Míguel, vecino de Petrer, que también debuta en la Yeti.
Salimos a la pista y en breve, el último avituallamiento, nuevamente con simpáticas voluntarias ofreciendo lo que les queda, que no es mucho. Ya nos entretenemos poco, un par de vasos directos al gaznate, les agradecemos la atención y a por los últimos km.
Alvaro ya reanuda su flujo uretral y se le pasa el embrutecimiento (bueno, se le rebaja), Hortensia nos alcanza, y descendemos en buena compañía por el barranco de las Brujas. Nos descolgamos un poco por los rampazos en una pierna de Elias, pero se le pasa pronto, y conseguimos recuperar tiempo para poder entrar junto a Hortensia en la línea de meta, tras más de 7 horas de aventura.
Aquí la última sorpresa, tampoco grata. De nuevo el avituallamiento se ha agotado, o casi agotado. No quedan migas ruleras, no queda cerveza (y eso que era una patrocinadora del evento)... Una pena.
Una pena porque es una carrera muy bonita, que recorre un paraje espectacular, muy bien marcada, con simpáticos voluntarios que hacían lo que podían en cada cruce y puesto de avituallamiento, pero claro, no tenían mucho que repartir, y esto ensombrece un poco, o un mucho, las sensaciones finales. Y claro, cuando a tan corto plazo de tiempo hay otras carreras de montaña, como la de Chiva, a la que no voy (este año), pero los que la conocen cuentan maravillas de cómo tratan al corredor, pues al final por una suma de factores se acaba eligiendo una carrera y no otra.
En fín, ojalá la organización aprenda para la próxima cita.
A punto de irnos podemos ver entrar a Juanito, a un ritmo que ni me dio tiempo a desenfundar la cámara. Ole campeón. Tengo ganas de que nos cuente de lo que habló con el Yeti allá arriba.
Nos compramos un bocata y una cerveza en el bar, nos lo tragamos rápido, y de vuelta.
La expedición alicantina (una de ellas) formada por David, Pez, Elias, Alvaro, Juanito y servidor finaliza la aventura. En general todos contentos y satisfechos, sintiéndonos victoriosos.
En cuanto pueda, el vídeo.
Si quieres descargarte el track en formato gpx,
pincha aquí.