2 de agosto de 2011

Cavalls del Vent en "solitario"

Nótese el solitario entrecomillado.
Porque he estado y me he sentido enormemente acompañado a lo largo de esta aventura. Gracias a todos.

Os cuento...
Son casi las 9 de la noche del lunes 25 de Julio cuando mi amigo Andreu me lleva al refugio de Gresolet, el elegido para la salida.
Frente al refugio, a los pies del Pedraforca.
La primera sensación es de sobrecogimiento.

Hemos tardado una hora y media en llegar, los últimos 7 km por pista, está anocheciendo, yo vengo algo acongojado (o verbo similar), y la majestuosa pared del Pedraforca nos saluda, poniéndome en aviso de que no he venido a pasear.

No paso mucho tiempo en el refugio, pero se aglutinan muchas experiencias, todas a recordar.


Conocemos en seguida a Suso, el guarda, todo un personaje que supongo que en un acto premeditado y de sobreactuación, me recibe diciendo: “tú estás enfermo, tio”.


Y a continuación, tras conocer que no me quedo a dormir y que tras cenar me marcho en solitario a intentar completar en sub24 la travesía, le espeta a Andreu: "tu amigo está jodidamente enfermo".

Pero no consigue en mí el efecto esperado. Quizás porque ya vengo de casa bastante acojonado, y lo que él me diga, mi cabeza ya lo ha rumiado previamente.

Ciertamente había estado bastante nerviosete los días previos de este ultra. Los kilómetros y el desnivel no me atemorizaban. Ya he pasado experiencias similares y si no aparecía ninguna lesión, y no teniendo prisa, los superaría.

Sin embargo, la oscuridad de una noche sin luna, la soledad y el desconocimiento del recorrido, conformaban una triada que me inquietaba.
Supercenorrio en el Gresolet.
Tras comprobar Suso que ya era tarde para amedrentarme, nos sirve la cena y charramos más distendidamente de aspectos de la travesía (ojo al agua desde Rebost, marcajes, zonas de especial atencion...) que le agradezco enormemente.

Tiemblo y estoy nervioso.

Macarrones, ensalada y carne en salsa. Mucha cena para digerir en un ultra. Así que tengo que frenar mi gula y animar a Andreu a que se coma mi parte. Notaré las primeras horas esta digestión pesada.



Sigo temblando.
Gracias Pez.

Echamos un vistazo al libro de visitas.... y allí me encuentro el regalo escrito días atrás por el que pocas horas después iba a convertirse en Sir Pez. Una gran sorpresa y alegría. Una inyección de moral.

Tiemblo menos.


Terminamos de cenar y bajamos a los vestuarios. Me enfundo el traje de faena, bastones de picar incluidos, termino de preparar la mochila, relleno las dos botellas de agua, me compro una Cocacola para la noche y entrego a Andreu la bolsa con el remanente. Nos abrazamos, nos hacemos la foto de despedida y sale de vuelta a la civilización. No te podré agradecer tanto apoyo amigo.

Ultima inyección de moral. Gracias Andreu
A las 22:45 estoy en la puerta del refugio. 

Mientras el GPS busca señal en el más allá, yo busco las del más acá. 

Ya no veo el Piedraforca. Pero siento su enorme presencia frente a mí. 

Enciendo el frontal y comienzo.


















1 comentario:

Soy afortunado dijo...

Sigue por favor, sigue. Me encanta Michel. Qué grande eres.