4 de marzo de 2013

Más tosino y menos prozac.

Es un resumen personal, aunque quizás poco acertado, pero es el mío, de la sensación que se nos quedó en la mente, cuando Jaime y yo llegamos al coche.
Allí nos llegaban los efluvios de unas brasas que comenzaban a calentar viandas. Allí oímos al nieto que le gritaba a la abuela (que salía de la puerta de la casa en batín, por supuesto): "yaya, quieres tocino?.
Allí terminábamos varias horas de trote y goze por  las ocres tierras de cocons, Jaime, Pez y un servidor.

Ellos ya lo han descrito perfectamente con sus palabras (Pez: "Píntate la cara...quítate la coraza / Jaime: Avatares e índios coconpajoes") y tengo poco más que añadir.

EscolaGo-Pro pictures.


Sólo que el trail running, palabra compuesta que da nombre a este blog y a una modalidad deportiva que cada vez tiene más adeptos, va cogiendo un sabor cada vez más especial en mi boca, más polisémico si se me permite la licencia linguística.
Como ese tosino que acababan de poner a las brasas y que seguro iba a alegrar paladares y conversaciones esa gris mañana en la mesa, este trote por las montañas es una especie de excipiente, de catalizador, en el que un grupo de amigos introducen conversaciones, preocupaciones, ilusiones, la montaña añade colores, piedras, paisajes, nuestros ancestros escamotean por el terreno restos de su vida en rincones abandonados y con frecuencia maltratados por generaciones con más medios pero menos valía.
Y de esta marmita, de este trail-running, sale una explosión de sensaciones que son vida en vena.

2 comentarios:

jaimescolano dijo...

Vaya que si tienes razón amigo... Habrá que insistir en esos descubrimientos antropológicos ¿no?

Emilia S dijo...

Hola!!!
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besoss
Emilia