El pulpo y la GoPro

La cala, siempre la cala.
Ese balsámico y reconciliador paraje.
Aunque no llegue corriendo.
Aunque la mente no me haya dejado descansar bien, lastimada por una insatisfactoria recuperación de la lesión.
Pero allí está ella, dispuesta a enseñarte a que en la vida no todo es correr. Ni mucho menos.
Así levanto esta mañana a Nico (el mayor me dice que prefiere descansar; lo entiendo), y con las bicis nos plantamos con el sol allí.
La diversión extra de la mañana la pone un juguetón pulpo que desea hacerse con mi cámara a toda costa (le apodamos el periodista) os animo a que veáis el vidiet.
Y rematamos con un desayuno al que se nos apunta Pez.
No corro pero me siento feliz.