![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8c8KSNkex7TEIazX-o_HCAVMZlH9L35jJxFYrHUXxiy4fUV20fkMFa8QTT-OK_mLxwZy6vz-kz8onMCbuk2TZRubbjchMOQfJiibadtDMVsMz7T9O0aqPwB6gxfy9n9r8xIAZz2eIT1Tz/s320/brecha.jpg)
Y así nos pasó el otro domingo en el Cabeço.
Alvaro con sus FiveFingers estaba preparado para cualquier cosa.
Así que iniciamos la subida dirección a la zona de escalada por Racó Caldera, una vaginal y preciosa brecha en la pared, de color anaranjada, que escondía interesantes rincones y ofrecía bellas vistas al que se atreviera a arrimarse.
Destrepamos al llegar al final de la brecha y comprobar que mejor idea era no seguir. Varias mochilas, cuerdas y cascos de escaladores están por allí al resguardo. Las dejamos donde están. Pero también pensamos que algunos se podrían llevar restos de aparataje que para montar algunas vías se han dejado por allí tirados (como un trozo de silla)
Y seguimos por el sendero hacia arriba, pero no por mucho tiempo. La roca nos atrae. Las masivas piedras, cual fuerza gravitacional, nos obliga a salirnos del camino marcado, y casi sin darnos cuenta nos encontramos de nuevo trepando, agarrándonos a la roca con pies y manos, abrazándonos a ella, dejando que nos lleve hasta arriba.
Y hasta allí llegamos.
Trotando menos. Disfrutando igual.
Gracias amigos.
1 comentario:
Pues esto es de repetir ¿no?
Publicar un comentario