1 de septiembre de 2011

Amanece y anochece en Serragrosa

Un día muy completo.
Esta mañana, como tantas otras, madrugada con Pez y Jesús para salir a trotar. 6:30 en Nanos.
Casi sin darnos cuenta, unos pocos minutos después, estábamos en lo alto de nuestra querida sierra disfrutando de las luces del amanecer que despuntaban por el mar.
Tras disfrutar unos instantes de esa belleza, de esa sensación tan especial de tener la ciudad y el mar a tus pies, dormida la una, tranquilo el otro, y las luces cambiando a cada segundo... no quedaba más opcion que vuelta por la cala y la correspondiente bañà. 
Maravilloso como siempre.

Con Lucas, que todavía no le venía el arnés.
Pero es que la tarde nos volvía a llevar por similares derroteros. Esta vez con la familia al completo. Jesús y su familia, Enrique y la suya, y nosotros 5.
Jesús consiguió en el Decathlon un arnés infantil, yo he desempolvado el material de escalada (cuerda, mosquetones, ochos, pies de gato...) y allá que nos hemos ido con los niños. A las mismas paredes que hace más de 20 años despellejaron los dedos de sus padres. Qué buen rato. 
Jesús ayudando a Pau
Los niños han empezado a hacer sus pinitos y los padres hemos sido más conscientes, si cabe, de que el tiempo no pasa en balde y que el efecto de la gravedad es directamente proporcional a la edad.

Casi a las 9 iniciamos la vuelta, bajando por la pista ya bastante oscurecida, con el Castillo de Santa Bárbara en frente y arriba de él, una luna mora preciosa.
Nico casi alcanzando su ansiada cueva

Gran día. De principio a fin.

Mañana más.

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