Las lesiones persisten y diferentes altibajos me tienen bastante alejado del nombre que titula este blog.
Pero este sábado ha habido una perfecta alineación de astros que, aún no curando las lesiones del cuerpo, han lubricado otras juntas tiempo oxidadas.
Así un trotecito casi imprevisto con Andreu, se convierte en un gran reencuentro en la cima de Serragrossa (siempre Serragros), con Pez y otros compañeros.
Desde allí no hay otro destino posible.
Baño bautismal en nuestra cala. Cuanto tiempo!
Y cuando regresábamos, el maestro. Jaime, recién despertado por una furtiva llamada desde la cala, y cuya alma ya no era capaz de regresar al sueño. Allí aparece sonriente.
Pues ala, otro baño. Como no!
Y finalmente, se nos unen en el desayuno Álvaro y Elías, para terminar de poner en marcha una sabática mañana.
Qué ganas de volver!